Volví a pensar en el pelucón que cambiaba el color de su cabello de negro a amarillo cuando se cargaba de poder y que tenía cola de mono, al leer un correo dirigido al diario. En el mensaje en cuestión un (asumo yo) padre de familia reclamaba al Panamericana TV por usar, uno de los dos días de emisión de la serie Dragon Ball (martes y jueves 8:00 p.m.), para pasar capítulos repetidos.
El indignado padre (y fan, eso lo puedo asegurar) aseguraba que esta situación hacía “llorar y sufrir” a los más pequeños, quienes quedaban “confundidos” por el desorden, por lo cual se sentían “burlados”. Finalmente, pide que se rectifique la situación o de lo contrario todos le lanzarían “un súper Kame Hame Ha a Panamericana”.
Pese a que la emisión en el Perú de esta serie me agarró ya grandecito, muchos de mis amigos del barrio quedaron enganchados. Ahora, no negaré que he visto varios capítulos de las aventuras de Gokú y sus amigos, conocía de manera eficiente el argumento, pero no me enganché como ellos.
Recuerdo que la situación llegó a tal punto que mis amigos iban a buscar, a tiendas recontra caletas, videos con capítulos o películas completas para comprender mejor la serie. Después empezaron a conseguir los capítulos adelantados y las otras temporadas (Dragon Ball Z, Dragon Ball GT), que aún no llegaban a Lima. Ahora me da risa recordar la cara que ponían cuando llegaban a contar qué inesperado giro había dado la historia, quién había resucitado o quién había nacido otra vez.
Para los que no conocen la serie, aquí una breve reseña:
A diferencia de lo que muchos piensan, la búsqueda de las esferas del dragón (de allí el nombre Dragon Ball – Bolas del dragón) no es parte fundamental del argumento. Es la historia de Gokú (o Son Gokú), un ser con poderes extraordinarios y de aspecto extraordinario (¡¡¡tenía cola de mono!!!), desde su niñez hasta que se convierte en abuelo. Se narran sus aventuras, sus peleas y cómo se convierte en el luchador de artes marciales más fuerte del universo.
El tema con las esferas mágicas del dragón era que estaban repartidas por el mundo y cuando se juntaban todas (las siete) se podía invocar a un dragón que confiere un deseo. Pero este deseo tiene ciertas restricciones:
- No puede revivir a una persona que ha muerto de muerte natural.
- No puede revivir a una persona que ya haya sido vuelta a la vida antes.
- No puede revivir a una persona que lleve más de un año muerta.
- No puede conceder deseos que afecten a la fuerza de personajes más fuertes que su creador.
Luego que el deseo se cumple las bolas se vuelven a repartir por el mundo. Si quieres empaparte más de la historia, haz clic aquí.
La fiebre por esta serie fue tan grande que no había quién no haya escuchado, siquiera de refilón, sobre ella. Hasta los nombres de los personajes se empezaron a usar como “chapas” entre los amigos.
Hoy, después de muchos años, he vuelto a recordar al niño con cola de mono, el que –si mal no recuerdo- se convertía en gorila los días de luna llena. Ha sido un grato flashback. Cuidado con los Kame hame ha.
Foto: Bobbi.it
Video: Youtube.com
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